Mareas rojas: belleza y peligro en el océano

A primera vista, parece mágico: las aguas costeras brillan de rojo, naranja o incluso de un azul inquietante por la noche. Los turistas se reúnen para contemplar el brillo de las olas, como si estuvieran iluminadas desde dentro.
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Pero detrás de la belleza se esconde algo mucho más complejo y, a veces, mortal. Estos eventos, conocidos como mareas rojas, son causados por organismos microscópicos que pueden trastocar ecosistemas marinos enteros.
¿Cómo puede algo tan pequeño tener un impacto tan poderoso? ¿Y por qué las mareas rojas son cada vez más frecuentes en los océanos de todo el mundo?
¿Qué son exactamente las mareas rojas?
Las mareas rojas son causadas por acumulaciones rápidas de algas, particularmente fitoplancton microscópico.
Cuando las condiciones son propicias —generalmente una combinación de temperaturas cálidas, luz solar y agua rica en nutrientes—, estos organismos se reproducen de forma explosiva, lo que resulta en lo que se conoce como floración de algas nocivas (FAN). A pesar de su nombre, las mareas rojas no siempre son rojas.
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Pueden aparecer de color marrón, verde, morado o incluso incoloros dependiendo de la especie en cuestión.
Los culpables más conocidos son los dinoflagelados y las cianobacterias, pero decenas de otras especies pueden ser responsables. Algunas de ellas producen toxinas que afectan a peces, mariscos, mamíferos marinos e incluso a los humanos.
El océano brilla, pero a menudo con advertencia.
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Cuando el mar se vuelve tóxico
El aspecto más preocupante de las mareas rojas es su capacidad de producir toxinas que se acumulan en la cadena alimentaria.
Los mariscos que se alimentan de estas algas pueden resultar venenosos para los humanos, provocando enfermedades como la intoxicación paralítica por mariscos (PSP), la intoxicación neurotóxica por mariscos (NSP) y la ciguatera. Incluso en ausencia de toxinas, las floraciones pueden agotar el oxígeno del agua, causando la muerte masiva de peces.
Algunas mareas rojas también liberan toxinas en el aire que irritan los ojos y los pulmones. Las comunidades costeras suelen reportar problemas respiratorios durante las floraciones intensas. Para las personas con asma u otras afecciones, estos efectos pueden ser graves.
El impacto no es sólo ambiental: es profundamente personal.
Ejemplo original: la costosa floración de Florida
En 2018, la costa oeste de Florida experimentó una de las mareas rojas más destructivas de su historia reciente. Miles de especies marinas fueron arrastradas a la costa.
Manatíes, delfines, tortugas marinas: todos víctimas de la proliferación tóxica. Los turistas cancelaron sus viajes. Los negocios cerraron. La industria pesquera sufrió pérdidas masivas.
Cuando la floración se disipó, el daño económico se estimó en más de $100 millones, y el costo ecológico fue incalculable.
Lo que comenzó como un fenómeno natural se convirtió en un desastre ambiental a gran escala.
Ejemplo original: El resplandor que desapareció
En un pueblo costero de Filipinas, los pescadores esperaban con ansias la “temporada de brillo”, una época en la que las algas bioluminiscentes iluminaban sus aguas por la noche, atrayendo a turistas curiosos.
Pero en 2020, las aguas brillantes adquirieron un color óxido intenso. Los peces dejaron de picar. La gente empezó a enfermarse por el consumo de mariscos.
Las pruebas confirmaron la presencia de una marea roja tóxica. En cuestión de días, toda la costa quedó cerrada. Lo que antes era un símbolo de orgullo se convirtió en una fuente de temor. La recuperación tardó meses, y muchas familias nunca volvieron a pescar.
La belleza, resultó ser, era sólo superficial.
Una estadística que no se puede ignorar
Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), actualmente se producen floraciones de algas nocivas en los 50 estados costeros y su frecuencia e intensidad han aumentado en las últimas dos décadas.
En algunas zonas, los informes se han triplicado. El aumento está relacionado con el aumento de la temperatura superficial del mar, la escorrentía agrícola y los cambios en la composición química de los océanos.
En resumen, las mareas rojas ya no son raras: se están convirtiendo en la nueva normalidad.
Una analogía que nos ayuda a entender
Imagina un jardín. En las condiciones adecuadas, las flores florecen y el espacio prospera. Pero ahora imagina verter cubos de fertilizante en ese jardín todos los días.
Pronto, la maleza se apodera de todo. Crece rápido, ahogando todo lo demás. El jardín aún luce verde, pero ya no está sano.
Las mareas rojas son la versión oceánica de ese jardín desequilibrado. Un lugar diseñado para la vida abrumada por un crecimiento descontrolado.
Y como cualquier desequilibrio, cuanto más dura, más difícil es revertirlo.
¿Qué está impulsando las floraciones?
El cambio climático juega un papel importante. El aumento de las temperaturas oceánicas acelera el crecimiento de algas. Las fuertes lluvias y las inundaciones aumentan la escorrentía de nutrientes, especialmente nitrógeno y fósforo, de las granjas, los sistemas de alcantarillado y la infraestructura urbana. Estos nutrientes actúan como fertilizantes, alimentando las floraciones.
El desarrollo costero también influye. La alteración de las costas y los patrones de flujo de agua puede atrapar nutrientes en bahías y estuarios, creando las condiciones ideales para el desarrollo de las mareas rojas.
Una vez que se inician, las corrientes oceánicas pueden arrastrarlos lejos de su origen, afectando zonas que no tenían nada que ver con la causa.
El océano está interconectado y las mareas rojas no respetan fronteras.
¿Podemos predecirlos o prevenirlos?
Los sistemas de monitoreo han mejorado significativamente. Los satélites, las boyas oceánicas y los modelos informáticos ahora ayudan a los científicos a rastrear y pronosticar las floraciones de algas. Las alertas tempranas pueden ayudar a minimizar los daños, pero la prevención es mucho más compleja.
Reducir la escorrentía agrícola mediante una mejor gestión del suelo ayuda. La modernización de las plantas de tratamiento de aguas residuales y la restauración de humedales también pueden ralentizar el flujo de nutrientes hacia las aguas costeras. Sin embargo, estas son soluciones a largo plazo que requieren voluntad política e inversión pública.
¿Y no es esa la paradoja? Sabemos lo que hay que hacer, pero las flores siguen creciendo.
Soluciones emergentes: esperanza bajo la superficie
Algunos investigadores están explorando soluciones biológicas. Ciertas bacterias que se alimentan de algas podrían ayudar a reducir las proliferaciones.
Otros están experimentando con la dispersión de arcilla —un método utilizado en Corea del Sur— para hundir algas dañinas en el fondo del océano. Estos métodos son prometedores, pero conllevan riesgos.
El verdadero avance podría residir en la prevención. Una agricultura más limpia. Una planificación urbana más inteligente. Y un esfuerzo colectivo para tratar los océanos no como vertederos, sino como sistemas vivos que necesitan equilibrio.
La tecnología existe. Lo que se necesita ahora es compromiso.
Mareas rojas y salud humana
Es fácil pensar que las mareas rojas solo afectan a los peces. Pero el impacto en la salud humana es real. Inhalar las toxinas liberadas por ciertas floraciones puede causar tos, dificultad para respirar e irritación ocular. Comer mariscos contaminados puede provocar enfermedades graves o la muerte.
Las poblaciones vulnerables (niños, ancianos y personas con asma) son las que corren mayor riesgo. Para las comunidades costeras que dependen de la pesca o el turismo, cada temporada de marea roja conlleva incertidumbre, temor y dificultades económicas.
Proteger la salud pública significa entender el océano como parte de nuestra vida diaria, no como algo separado o lejano.
Preguntas frecuentes
¿Qué causa las mareas rojas?
Las mareas rojas son causadas por el rápido crecimiento de las algas, impulsado por el agua tibia, la luz solar y nutrientes como el nitrógeno y el fósforo.
¿Son todas las mareas rojas tóxicas?
No. No todas las floraciones de algas producen toxinas, pero muchas sí. Incluso las floraciones no tóxicas pueden dañar los ecosistemas al reducir los niveles de oxígeno.
¿Se pueden prevenir las mareas rojas?
La prevención es difícil, pero posible. Reducir la contaminación por nutrientes, mejorar el tratamiento de aguas residuales y gestionar la escorrentía terrestre son medidas clave.
¿Son las mareas rojas peligrosas para los humanos?
Sí. Pueden causar problemas respiratorios y enfermedades graves si se consumen mariscos contaminados.
¿Las mareas rojas son naturales o causadas por el hombre?
Son fenómenos naturales pero cada vez más frecuentes y graves debido a la actividad humana y al cambio climático.
Las mareas rojas nos recuerdan que la belleza de la naturaleza suele conllevar complejidad. Y si ignoramos las señales de advertencia bajo las olas, podríamos encontrarnos ante un desastre envuelto en color.
